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Moneda de 1937 se convierte en 4 clips. 2016

Han transcurrido algo más de ochenta años de la primera y única moneda que el Gobierno de Euskadi desde el exilio, mandó diseñar y acuñar a la Real Casa de la Moneda de Bruselas en el año 1937, en plena Guerra Civil Española. Esta moneda surgió como resultado de la aprobación jurídica del Estatuto, y la creación del Gobierno Vasco como institución en la primavera de 1936, en vísperas de la Guerra Civil, tras un largo y complicado proceso iniciado en 1931.

Exposiciones: Okela, Bilbao, 2018.

Joyero: Jorge Pérez

Bajo un diámetro de 22mm y 4g de peso para las de 1 peseta, y 26mm y 8g para las de 2 pesetas.

Anverso: la cara de la moneda, un busto de mujer con gorro frigio que mira hacia la derecha, en el siglo XIX símbolo internacional y representación alegórica de la libertad (Libertas) y el republicanismo.

Hay un texto con relieve alrededor GOBIERNO . DE . EUZKADI. En la parte inferior del busto nos encontramos con las iniciales estilizadas del artista: AB / Armand Bonnetain.

Reverso: la cruz de la moneda, el valor de la pieza de 1 PESETA o 2 PESETAS, y en la parte inferior el año 1937. El conjunto rodeado por una corona de laurel en dos direcciones. La moneda se cierra con un borde moldeado de perlas como en su lado anverso.

El término moneda tiene su origen del latín moneta, inicialmente sobrenombre de la diosa Juno Moneta, diosa de la memoria, y después Ceca instalada en el templo de Juno donde se fabricaba moneda. Moneta en latín es derivado del verbo monere “amonestar, advertir, aconsejar”, por recurrir los romanos a esta diosa como consejera. De la familia etimológica de amonestar (V.).

Aunque la moneda nunca llegó a entrar en circulación ya que fue confiscada por el régimen franquista a su llegada a la Península, sigue siendo testigo de la historia contemporánea en un gesto silencioso, surgido en un momento de conflicto, y en la actualidad reducida al mundo del coleccionismo.

En 2014 en el desván de un familiar, encontré una de estas monedas en el fondo de una caja oxidada, rodeada de otros suvenires, adquiriendo un aura de misterio. La moneda como materia histórica activó proyectos anteriores procesuales, cuyo legado, restauración y especulación, traman un relato. La moneda de níquel se convirtió en un largo cable de 40 cm, a modo de dispositivo de medida y/o fragmento de memoria. Una extensión de su cuerpo circular metálico sometido a un lifting, de moneda a hilo, y éste a joya.

De este hilo surgieron cuatro clips o horquillas realizados por un joyero. Los clips/joyas mantienen su singularidad dentro de la normalidad, tanto en su aspecto formal como en su función: unir papeles clasificados, como desclasificados, papel moneda, reconstruir una imagen rota en mil pedazos por un ataque de ira o celos, o acabar en broche o aguja en la corbata del lendakari. De manera que actúe cíclicamente en el templo de Juno.

En las últimas décadas, con el desarrollo vertiginoso de las nuevas tecnologías, nuestras miradas, la construcción de nuestras vidas, recuerdos y relatos se han visto transformadas por el tráfico acelerado de imágenes, su intencionada combinación y manipulación.

Al mismo tiempo, de forma paralela, se ha generado un creciente interés por revisar nuestro pasado reciente. La construcción de las imágenes, especialmente las del campo de la representación y el arte, han estado permanentemente en manos del poder. Pero las sociedades responden, cada tanto, activando la memoria que el poder quiere hacer desaparecer, siendo crucial su respuesta en el sostenimiento de las producciones artísticas –y las que desbordan el campo del arte.

Recorrer imágenes activa la memoria, tanto propia como colectiva; nos ayuda a pensar el presente, a decodificar las tramas de las experiencias pasadas para comprender y superar los hechos presentes, entendiendo el contexto y la subjetividad de quienes las han producido.

Instalación con proyectores de diapositiva. Okela, Bilbao, 2018

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