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Las novias de Charles Manson

Txuspo Poyo. 1999

Bajo este título se inicia un proyecto que reúne una serie de documentos publicados por Charles Manson desde la Cárcel de San Quintín, California, en 1984. Manson cumple condena de cadena perpetua acusado de asesinato en primer grado por la muerte de la actriz Sharon Tate y de cinco de sus invitados en Los Ángeles en 1968. The Living Color Magazine y Worldwile Undestanding Editions inician una serie de publicaciones en forma de cartas y de poemas redactadas por Manson, en las que revela con cierta sordidez su compleja personalidad frente al mundo. No podemos olvidar que desde su detención, Manson ha sido un “fenómeno” divulgado por los medios de información, que convirtieron su delito en un mito, ocupando un lugar de privilegio en la zona oscura del ser humano, atribuyéndole nada más ni nada menos que el papel de “discípulo del mal” por su carácter de animal salvaje, violento y cruel.

La lectura a partir de sus poemas nos envuelve en un estado patológico, con ciertas alusiones a situaciones marginales de paranoia y con un alto contenido sexual… Por ello, he decidido abordar el tema desde el punto de vista de “fenómeno” en los media, así como del dominio de éstos para interpretar los acontecimientos que han convertido a Manson en un ser omnipresente en el marco cultural de este momento. Los “estados estrábicos del mal” (se deduce en sus palabras), provocan una ambigüedad aplicable al sistema en el que vivimos, desde el núcleo familiar y sus relaciones más conflictivas -entre seres conyugales y sus hijos-, a comportamientos de ritual psicopático, amplificados éstos por contradicciones éticas.

No deseo enfocar estas cuestiones como síntomas de locura, sino en términos de ansiedad.

La prioridad de los medios en mantener la máxima audiencia conllevó un acusado ímpetu de supervalorar la catástrofe del accidente, provocando una expectación casi esquizofrénica en sus enfoques secundarios de ansiedad, con un deseo de inclusión.

El posicionamiento sobre actos delictivos salpicados de género gore es asumida por un espectador insaciable, con consecuencias hipnóticas entre la admiración y la repugnancia, que desembocan en una adoración y mitificación del acto en sí, envuelto en un telón de fantasía (más por la belleza de las imágenes que por sus contenidos) o en la propagación de grupos musicales con nomenclatura diabólica -entre ellos el famoso Marilyn Manson-, que se apropian de una indumentaria escenográfica nazi (Manson tiene tatuada en la frente una esvástica) y que realizan gestos de ritual satánico. A ello se añade un espectacular crecimiento de organizaciones o sectas que utilizan métodos similares y que atraen electores para competir en una apología astrológica de un futuro cargado de incertidumbres.

El ocultismo, -con ciertos aires rituales de camaradería y pactos secretos- sella con hermetismo un fervoroso enfrentamiento con lo que les rodea, llegando a un fanatismo de cofradía. Ídolos y líderes comparten un espacio exclusivo en los media, en las páginas de sucesos y en MTV, en los que nos movemos con la velocidad del zapping, proyectando una acumulación de hechos desencadenantes en una ansiedad insaciable. El proyecto Las novias de Charles Manson o Las hijas de Charles Hombre -padre/hijo (traducción del inglés de Man-son) ha sido realizado en película infrarroja de color, utilizando las cargas eléctricas que desprenden los media, eliminando cualquier identificación de insignia, aunque sí la hay escenográfica y de lugar, y a través de la mirada que redacta los hechos en sus poemas. Un contexto imaginario donde sus personajes deambulan en estado hipnótico, vaciados de contenido con identidad clínica, vampirizados -como las chicas Fu Man Chu- o seductoras en el caso de la Agente 007, poseídas por un supuesto dueño con una misión desestabilizadora. Los seres que aparecen en estas fotografías están en estado hipnótico narcótico… congelado un instante, espectantes al acto acometido que puede calmar su ansiedad por el momento.